Lejos de la relevancia que puedan tener el E3 de Los Ángeles o el Tokyo Game Show, la Gamescom afronta su cuarta edición -las dos primeras se celebraron en Leipzig- con el objetivo de consolidarse como escaparate europeo de los videojuegos, aunque el empeño se presenta harto complicado.
La Gamescom se celebra cuando aún no han transcurrido dos meses desde el E3, que este año arrasó en cuanto a lanzamientos y anuncios se refiere. El evento germano, no obstante y aunque todo está abierto a posibles sorpresas, no presentará un catálogo tan interesante.
Que tenga lugar en pleno mes de agosto tampoco ayuda. Las compañías saben que la temporada estival no es la mejor para dar a conocer grandes primicias y, con septiembre a la vuelta de la esquina, se opta por saciar la sed de los jugadores con unos cuantos detalles de escasa magnitud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario